Irlanda, la Isla Esmeralda
Sólo las esmeradas pueden competir en verdes intensos con los campos de Irlanda. Su naturaleza, en estado puro, se presta a la práctica de numerosas actividades para poder realizar con toda la familia. La isla de Irlanda nos invita a explorarla y a sumergirnos en sus idílicos paisajes o en sus animadas ciudades. La República de Irlanda e Irlanda del Norte conforman una isla de singular belleza. Sus dos capitales, Belfast y Dublín, con sus animados pubs y sus músicos callejeros nos invitan a disfrutarlas en cualquier momento.

Dublín, siempre estimulante, nos recibe con su aire amable, fuente de inspiración de grandes músicos y escritores. La ciudad nos invita a perdernos por sus antiguas calles y a sorprendernos con su legado: el Castillo de Dublín, erigido sobre una antigua fortaleza vikinga, escenario de importantes eventos, conciertos y festivales; el Trinity College, con su espectacular biblioteca que alberga el Libro de Kells, un antiguo manuscrito cristiano; las Catedrales de San Patricio y de la Santísima Trinidad, con sus imponentes y ancestrales portes; la Guinness Storehouse, todo un icono que seguro te hará brindar con una buena pinta, o los parques urbanos, como el St. Stephen’s Green y el parque Fénix, auténticos oasis urbanos.
Belfast, moderna e industrial, es la ciudad del Titanic. En ella se construyó el “Barco de los Sueños” donde podremos visitar el moderno Centro Interactivo Titanic Belfast, un recorrido multimedia que nos llevará por todos los rincones del más lujoso y famoso transatlántico de la historia. Pero Belfast también nos impactará con el recuerdo de sus conflictos políticos que quedaron plasmados en los grafitis de sus muros y viviendas; subidos a un Taxi Negro, haremos un tour por su arte mural, reflejo de la inestabilidad política y de los conflictos religiosos del Ulster.
Las ciudades irlandesas tienen un encanto especial; así, además de las capitales, son muy recomendables: Corck, Galway, Kilkenny o Derry, por poner tan solo algunos ejemplos. En la isla de Irlanda, los secretos están por todas partes, las ruinas de sus iglesias, castillos y monasterios impregnan el ambiente de un halo de misterio ancestral y nos ofrecen un retrato apasionante de sus antiguos moradores. Sobrecogen las ruinas del Monasterio de Clonmacnoise con sus cruces celtas, la Roca de Cashel con su catedral, Monasterboice con su vetusto cementerio o la Abadía de Old Mellifont. El mejor viaje al pasado lo encontraremos en el complejo arqueológico del Valle del Boyne, el mejor ejemplo de arquitectura prehistórica megalítica con sus tres túmulos Newgrange, Knowth y Dowth. La naturaleza de la isla de Irlanda es exuberante e idílica, sus pueblos, ruinas y ciudades están enmarcadas en un espectacular entorno. Sus paisajes nos emocionarán: los acantilados de Moher que se elevan 120 metros sobre el océano Atlántico; la región del Burren con su peculiar paisaje kárstico salpicado tumbas megalíticas, dólmenes y cruces celtas, o la impactante Calzada de los Gigantes que con sus más de 40.000 columnas basálticas confieren al paisaje un aspecto único en el mundo. La “Isla Esmeralda” nos conquistará y hará que nuestras vacaciones con niños sean perfectas e inolvidables.

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