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El mundo se despliega ante nosotros y qué mejor manera de disfrutarlo que en familia, junto con nuestros hijos, sin que nada obstaculice una nueva aventura. Esta aventura, compartida en familia, nos ayudará para que nuestros hijos aprendan, entiendan y valoren mejor este mundo, con sus diferentes culturas y costumbres, y todo ello, además, ¡de una manera divertida! Para eso, hemos seleccionado los veinte mejores destinos de 2020, cada uno de los cuales, con sus peculiaridades, van a alentar el entusiasmo de los niños y seguro que también el de sus padres: el conocimiento de lo nuevo, a través de los maravillosos entornos culturales y naturales que nos rodean, unido a la propia diversión implícita en cualquier viaje, servirá de aprendizaje para nuestros pequeños y consolidará sus valores en el respeto y la tolerancia por otras culturas y por el medio ambiente. ¡Animaos a vivir una nueva aventura en familia!

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1.- Laponia finlandesa, donde se fabrica la Navidad

Viajar a Laponia con niños es viajar a un destino muy especial, real y mágico al mismo tiempo. Situado en los confines del mundo, Laponia es la fábrica de la Navidad, de los elfos, de los juguetes y de la fantasía. Es el centro de operaciones de Papá Noel quien lo abandona durante la noche de Navidad para repartir ilusión por todo el mundo.

Si te gusta pasar tiempo en familia, si te fascina viajar y descubrir nuevas experiencias, estamos convencidos que viajar a Laponia con niños será una vivencia muy satisfactoria. Será un recuerdo imborrable, un regalo para tus hijos que jamás olvidarán. Un precioso lugar donde podréis conocer a Papa Noel personalmente y entregarle una carta en mano, incluso oír la historia secreta de la Navidad y poder cantar unos villancicos. Sin duda, ver la cara de los niños en ese momento mágico será un momento inolvidable para toda la familia. Pero, además, Laponia es el lugar preferido de los niños, donde podrán jugar rodeados de nieve por todas partes, con una naturaleza insólita que descubrir y donde practicarán actividades que no pueden realizarse salvo en este entorno.

Utsjoki, Saariselkä e Inari son algunos de los mejores rincones de Finlandia para poder contemplar las auroras boreales en todo su esplendor. La mejor época para divisarlas va desde mediados de agosto hasta mediados de abril, época en la que la mayor actividad solar se hace notar en este magnífico entorno. Contemplar una aurora boreal es un privilegio que detiene el tiempo y lo envuelve de magia, un momento en el que la ciencia y la leyenda nos ofrecen un espectáculo de una belleza infinita: lo que para unos es un llamativo fenómeno atmosférico, para otros son las chispas que se desprenden de la cola de un legendario zorro ártico que cruza las mesetas o, incluso, las rítmicas danzas de las valkirias que cabalgan el gélido horizonte.

Resulta imprescindible la visita a la Aldea de Papá Noel, en Rovaniemi. Situada a las afueras de la capital de Laponia, y abierta todo el año, podréis tener una entrevista privada con el ilustre personaje, visitar la Oficina de Correos de Santa Claus y enviar una carta con el matasellos oficial, además de visitar diferentes tiendas y lugares relacionados con la Navidad.

Finlandia es sinónimo de belleza en cualquier época del año; sus auroras boreales o su sol de medianoche son testigos de esa magia que todo lo inunda. La recogida de frutos del bosque o las legendarias saunas son testimonio de su tradición. Su naturaleza salvaje, sus lagos prístinos y la vanguardia de su cultura la definen inequívocamente.

2.- Francia, el patrimonio dorado

Francia, tierra de galos y romanos, de constructores de catedrales, de revolucionarios, de napoleones… Un viaje en el que descubriremos parte de nuestra historia común. Por su gigantesco legado, su deslumbrante patrimonio y su amable naturaleza, Francia no dejará de sorprendernos. Sus opciones y posibilidades son numerosas.

Así, Francia nos recibirá con un frenesí cultural desbordante. Arte y naturaleza se funden en paisajes idílicos y evocadores como las ruinas romanas que salpican los campos de lavanda en la Provenza; los castillos de cuentos de hadas que surcan el valle del Loira, testigos mudos de épocas pasadas; El Mont Saint-Michel, una de las vistas más maravillosas del mundo y parada obligatoria; la región del Languedoc-Rosellón con sus intactas villas medievales como Carcassone; la Alsacia con maravillosos rincones que resplandecen especialmente en Navidad, como los mercados navideños de Colmar y el barrio de La Petit France de Estrasburgo… y entre tanta belleza siempre nos quedará París.

París sin duda te enamorará, por algo dicen que es la ciudad del amor… Su patrimonio cultural y artístico no te dejará indiferente. Sus rincones son auténticos tesoros: la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos, las riberas del Sena con sus espléndidos puentes, el Museo del Louvre, el Sacre Coeur, Notre Dame, el Barrio Latino, Los Inválidos o los jardines del Palacio de Luxemburgo son algunos de los imprescindibles en toda visita a la ciudad de las luces. Como decían en “Casablanca”: siempre nos quedará París.

Además, a las afueras de París soñaréis con la ostentación que se vivió en la corte del Rey Sol en el Versalles más espectacular. Y para los niños y no tan niños, hay que sentir la magia de Disneyland París o el Parque Temático del indomable Astérix.

Francia, destino turístico por excelencia, nos ofrece un amplio abanico de posibilidades para poder disfrutar de unas estupendas vacaciones familiares. Sus paisajes, sus pueblos, sus costas, sus ríos, sus ciudades y, por supuesto París, quedarán siempre en nuestra memoria.

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3.- Islandia, el furor de la Tierra

Visitar Islandia supone poder admirar una variedad de paisajes naturales, muy diferentes entre sí, que difícilmente habrás tenido la ocasión de contemplar en los destinos habituales: toda la familia podrá disfrutar de esta aventura de hielo y fuego.

Es visita obligada el Parque Nacional de Thingvellir, donde las fuerzas de la naturaleza están representadas en la falla Almannagjá, en la que la deriva continental es tan evidente que puedes caminar entre dos placas continentales. Además, en este lugar, la democracia tiene un antecedente relevante pues, ya en el siglo X, se celebraba la asamblea Althing, de orden legislativo, que representaba a todos los habitantes de la isla.

Islandia es sinónimo de hielo y agua, que destacan en sus glaciares e inconmensurables cascadas; la de Dettifoss es una de las muchas que encontrarás en tu recorrido por la isla; el agua también brota repentinamente de los geiseres; y en su forma más natural y lúdica, en los complejos geotermales y balnearios naturales como la Laguna Azul en Keflavik.

Islandia también nos ofrece caprichos geológicos como los de la zona del lago Myvatn. En sus alrededores podremos incluso ascender la ladera de volcanes activos, mientras el aire se impregna de azufre.

Hacia el este del país observaremos, primero, el imponente glaciar Vatnajökull – el segundo más grande de Europa -, que llega hasta las agrestes playas de arena negra de Vik, famosas gracias a la serie “Juego de Tronos”. Y al noreste, los alucinantes fiordos de aguas cristalinas y morada de los frailecillos, ave símbolo del país. La fauna salvaje adquiere su máximo exponente en la región de Husavik, donde podremos, con casi toda probabilidad, avistar ballenas en su ruta hacia el Ártico.

En todo este recorrido apenas nos encontraremos con pequeñas localidades y extensas granjas que no perturban el silencio, con la excepción de la capital, Reikiavik, ordenada ciudad que alberga elegantes restaurantes e interesantes museos que nos acercarán a la cultura vikinga.

Islandia, con sus paisajes inhóspitos iluminados por auroras boreales o por el sol de medianoche, nos invita a explorarla en cualquier época del año.

4.- Italia, la esencia del arte

El patrimonio histórico, cultural y artístico de Italia es impresionante. Su legado, como en Roma, es eterno, siendo el destino ideal para los amantes del arte. Pero además su entorno natural, enmarcado por el Mediterráneo, el Adriático y los Alpes, junto con sus bellas islas, no dejará de sorprenderte.

La atracción y el atractivo de Italia se reparte entre sus magníficas ciudades que albergan verdaderos tesoros artísticos. Roma con sus intrincadas calles y hermosas plazas, es el testimonio directo de la grandeza que ostentó su imperio: el Coliseo, los foros, las termas, la Columna Trajana, el Panteón o el Circo Máximo se fusionan con las numerosas iglesias y basílicas que encumbraron la cristiandad, destacando sobre todas ellas San Pedro en El Vaticano, símbolo del poder que la Iglesia tuvo en el devenir de los siglos. Artistas como Bernini o Miguel Ángel engalanaron la ciudad con sus magníficas esculturas y fuentes.

Florencia, cuna del Renacimiento, es un auténtico paraíso para los amantes del arte. Aquí os espera el David de Miguel Ángel, su magnífica catedral, el puente Vecchio sobre el río Arno o la Plaza de la Signoria, auténtica galería de arte al aire libre que la convierte en uno de los rincones más bellos del mundo.

Nápoles, a los pies del Vesubio, se alza orgullosa de su glorioso pasado: sus calles, palacios, plazas, museos o su castillo son prueba de ello. Cerca de Nápoles se encuentran Pompeya y Herculano que, debido a la erupción del Vesubio, nos han llegado casi intactas por las cenizas que las encriptaron en el tiempo.

Milán, capital mundial de la moda, donde la sofisticación, el glamour y la excelencia se fusionan con sus galerías de arte, sus museos, sus teatros y su espectacular catedral gótica del Duomo, sin olvidarnos de la Iglesia de Santa María delle Grazie con la “Última Cena” de Leonardo da Vinci.

Venecia es un parque temático del arte, dicen que la mejor manera de conocerla es perderse por sus estrechas calles, puentes y canales; sólo así podremos disfrutar de sus tesoros o de su famoso carnaval.

Otros destinos que nos sorprenderán por su belleza y patrimonio son: Pisa, con su monumental Duomo, su baptisterio y su famosísima torre inclinada; Siena, ciudad medieval, que en su pasado rivalizó en belleza con Florencia; Ferrara, una de las joyas del Renacimiento; Urbino, pequeña ciudad que en el siglo XV fue uno de los focos artísticos más importantes de Europa; Tívoli con su magnífica Villa Adriana y sus refinados edificios renacentistas; San Gimignano, la ciudad de las bellas torres; Cerveteri y Tarquinia, con sus necrópolis etruscas; Sicilia, la isla más grande del Mediterráneo, con sus espléndidas ciudades -Palermo, Messina, Catania o Siracusa-, la villa romana de Casale con sus bellos mosaicos, sus templos griegos en Agrigento o su entorno natural firmado por el Etna; Verona y sus monumentos grecorromanos, medievales y renacentistas, o la isla de Cerdeña con sus impresionantes playas de arena blanca y aguas turquesas, sus pueblos y ciudades con encanto como Cagliari o Alghero y sus yacimientos fenicios, nuragas y romanos.

Saborear un helado contemplando el Coliseo de Roma, la emoción al ver las pinturas de la “Capilla Sixtina” de Miguel Ángel en El Vaticano, el vaivén de las góndolas amarradas en el Gran Canal al paso del vaporetto, la panorámica de Florencia desde la Basílica de San Miniato al Monte, el imponente perfil del Vesubio desde la Casa del Fauno en Pompeya, el gesto de nuestro cuello al seguir la vertical de la torre de Pisa, las vistas del Mediterráneo desde una terraza en Manarola mientras degustamos un capuccino, o las caricias de los lutieres al fabricar los violines en Cremona, son recuerdos y postales que harán inolvidable nuestro viaje. Italia siempre merece la pena.  

5.- Costa Rica, naturaleza extrema

La asombrosa Costa Rica nos atrapará con sus selvas, sus volcanes, su flora y su fauna. Como en la mejor aventura de Indiana o Tadeo Jones, este pequeño y pacífico país hace honor a su frase más célebre, y es que toda ella es “¡Pura Vida!”.

Costa Rica es reconocida mundialmente por sus bellezas naturales y por la gran biodiversidad que alberga. Punto de encuentro de los ecosistemas de América del Norte y del Sur, hace de la riqueza de su naturaleza su principal atractivo; prueba de ello son sus treinta y tres parques nacionales, santuarios, refugios y reservas biológicas.

Su despliegue es tal que se ha convertido en uno de los países mas importantes del mundo en el desarrollo del ecoturismo, donde el 12% de su territorio está conformado por parques nacionales y un 13% pertenece a otras áreas protegidas.

Todo en ella es naturaleza y nos hará disfrutar de las experiencias más auténticas: la observación de las tortugas marinas desovando en plena noche, tanto en la costa del Caribe como en la del Pacífico; la ruta de senderismo que nos llevará a la humeante caldera volcánica del Parque Nacional Volcán Poás a través de su pasarela; un recorrido en barco por los canales del Parque Nacional Tortuguero donde podremos descubrir una gran variedad de flora y fauna características de la zona caribeña; una excursión por sus exuberantes selvas entre las copas de los árboles por puentes colgantes y divertidas tirolinas; rafting y safaris por los bosques tropicales de los ríos Sarapiquí o Pejibaye; el Santuario de Perezosos de Cahuita, donde aprenderemos todo sobre este peculiar animal y su hábitat, o la Fundación Santuario Silvestre de Osa, que cuida animales huérfanos o heridos que han llegado a la reserva, son sólo un ejemplo de las actividades que nos ofrece.

Costa Rica, un país entre dos océanos, alberga casi trescientas playas, situando algunas de ellas entre las mejores del mundo. Para los amantes del surf destacan las de Santa Teresa en Puntarenas y Avellana en Guanacaste, o las más idílicas como Playa Naranjo o las cuatro playas salvajes del Parque Nacional Manuel Antonio: Espadilla Sur, Manuel Antonio, Playita y Escondido, que son un auténtico santuario para iguanas, perezosos, monos ardilla e innumerables animales.

Costa Rica no dejará de sorprendernos con un sinfín de maravillas que los niños disfrutarán, con su naturaleza más salvaje y con el calor de sus gentes. Definitivamente, “¡Pura Vida!”

6.- Escocia, el misterio de sus castillos

Escocia es un destino imprescindible para aquellos que quieran descubrir una naturaleza salvaje con un paisaje indomable salpicado de una arquitectura que nos transportará a épocas medievales. Tierra de castillos encantados y leyendas asombrosas, Escocia nos descubre un sinfín de espectaculares rincones cargados de magia.

Su naturaleza en estado puro, con sus verdes intensos, sus acantilados, sus archipiélagos y sus agrestes playas como la de St. Andrews – donde reconocerás el lugar en el que se rodó la famosa escena de “Carros de Fuego”- te dejarán embelesado.

La rebelde belleza de las Tierras Altas lleva aparejada la imprescindible visita a las brumosas orillas del Lago Ness, donde sus oscuras aguas simulan un profundo océano de entre cuyas olas parece observarnos su famoso monstruo. Todo en el lago es misterio, y observarlo desde el fantasmagórico castillo de Urquhart lo hace aún más fascinante.

Las Islas Orcadas se hacen imprescindibles para los amantes de la prehistoria. Su isla más grande, conocida como Mainland, alberga uno de los conjuntos neolíticos más impresionantes y mejor conservados de Europa: las Piedras de Stennes, Skara Brae, el Anillo de Brogar o Maeshowe son los ejemplos más destacados.

La capital de Escocia, Edimburgo, requiere una visita tranquila que permita recorrer, con la calma necesaria, la multitud de lugares con encanto que encierra en su seno. Su hermosa catedral, su impresionante castillo que domina toda la ciudad, Calton Hill, sus peatonales e intrincadas calles medievales de un bullicioso ambiente universitario, y para los más osados, una visita teatralizada por los laberínticos pasajes subterráneos de Mary King’s Close a la caza de los fantasmas que según la leyenda moran por la vieja ciudad.

No podemos olvidarnos de la bulliciosa Glasgow, ciudad industrial en la que, entre edificios victorianos, la afición por el deporte, la música y la cultura, han ido cobrando protagonismo convirtiéndola en una visita obligada en cualquier circuito por Escocia.

Escocia sorprenderá al visitante y hará que disfrutes con tu familia de unas excelentes vacaciones. Siempre tendrás más de un misterio por resolver.

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7.- Riviera Maya, una aventura caribeña

La Riviera Maya es un mosaico de paisajes, colores, sonidos y olores que nos transmiten la esencia de México. Esta zona, de las más turísticas del Caribe, también esconde rincones secretos de una extraordinaria belleza como los magníficos yacimientos arqueológicos mayas, sus arrecifes de coral repletos de vida, sus paradisíacas playas de arena blanca, sus misteriosos cenotes o su conocida gastronomía; todo ello forma parte de la idiosincrasia mexicana que, sin duda, nos conquistará.

Con sus finas arenas blancas y sus aguas turquesas, las playas de la Riviera Maya son la perfecta combinación para hacernos disfrutar en el mejor entorno posible. Son imprescindibles la tranquila Cheyumil, la divertida Playa del Carmen o la de Xcacel, santuario de la tortuga marina y reserva ecológica protegida.

Desde Playa del Carmen podremos trasladarnos vía ferry a la isla de Cozumel, destino crucerístico por excelencia, con sus magníficas playas y el Parque Nacional Arrecife Marino de Cozumel que hará las delicias de los submarinistas. Una Cozumel que esconde bajo sus aguas una riqueza sin parangón en la zona, desde sus llamativos peces tropicales hasta sus majestuosos tiburones ballena.

La naturaleza de la Riviera Maya alcanza su cénit en la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que comprende un entorno con pequeñas bahías escondidas, exuberantes manglares, ricos arrecifes coralinos e importantes yacimientos arqueológicos.

En la Península de Yucatán se han ido formando durante millones de años unas pozas naturales, conocidas como cenotes. Nadar en sus aguas turquesas es toda una experiencia rodeada de un halo de misterio que envuelve estas cuevas de agua. En ellos se funden la mitología y la leyenda, ya que para los mayas eran las puertas del inframundo. Visita obligada es el cenote de Ik Kil, también conocido como el cenote Sagrado Azul.

Como su propio nombre indica, la Riviera Maya alberga un excelente patrimonio arqueológico que tiene su máxima expresión en las ruinas de la ciudad de Tulum que se encuentran suspendidas en un promontorio sobre el Caribe. El recorrido por sus ruinas nos acerca a los edificios más suntuosos de una cultura que dominó esta zona hasta la llegada de los españoles. Destacan el Gran Palacio, la Casa de las Columnas, el Castillo, el Templo del Dios Descendente, la Casa del Halach Ulnic y el Templo del Dios del Viento.

Pero si hay una visita imprescindible en la Riviera Maya, es la emblemática Chichén Itzá, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988: su magnífico Templo Kukulcán fue reconocido en 2007 como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno. Es el principal sitio arqueológico de la Península de Yucatán y el más visitado del país. Aparte de la Pirámide de Kukulcán también destacan El Juego de Pelota, el observatorio astronómico El Caracol, la Plataforma de las Calaveras y el Cenote de los Sacrificios.

Con unas buenas dosis de espíritu aventurero que los niños sabrán disfrutar, y con el entretenimiento asegurado en sus playas, la Riviera Maya tiene todos los ingredientes para hacernos disfrutar de unas auténticas y divertidas vacaciones en familia.

8.- Inglaterra, siempre icónica

Londres, una de las capitales mundiales, nos dará la bienvenida con su incansable dinamismo. Su cultura marca tendencia, y los numerosos lugares emblemáticos harán las delicias de toda la familia. Las posibilidades son infinitas: contempla el cambio de guardia atemporal en el Buckingham Palace; sube a la London Eye con sus espectaculares vistas panorámicas; entra en la Torre de Londres con sus joyas de la corona; descubre los bulliciosos mercados como los de Convent Garden, Portobello Road Market o Camden Town; visita gratuitamente alguno de sus museos como el Natural History Museum, el British Museum o la National Gallery; explora sus famosos Hyde Park y St James Park o pasea por las riveras del Támesis que atraviesa y divide la ciudad en distritos.

Pero Inglaterra nos descubre su diversidad más allá de Londres: en el norte, origen de la revolución industrial, nos esperan ciudades como Manchester o Liverpool siempre con su sentir inglés, pero también parajes evocadores como los Yorkshire Dales, esencia de la campiña inglesa o las espectaculares colinas y lagos del Lake Distric, siempre inspiradores; en los Midlands se encuentran las dos ciudades universitarias más antiguas de Inglaterra: Oxford y Cambridge con sus magníficos edificios góticos y apacible ambiente; el sur alberga los condados más bellos de Inglaterra: Cornualles con sus frondosos valles y playas, Canterbury y su arquitectura medieval o Salisbury y su magnífico conjunto megalítico de Stonehenge, testimonio de épocas prehistóricas.

Para los fans del joven mago Harry Potter que quieran seguir su rastro, es visita obligada los Estudios Warner Bros en Leavesden a las afueras de Londres; allí podréis degustar una deliciosa jarra de cerveza de mantequilla al auténtico estilo Hogwarst. También los lugares donde se rodaron partes de la saga como: el aula de la profesora McGonagall en la Catedral de Durham, la biblioteca y la enfermería de Hogwarts son el Colegio Christ Church y la Biblioteca Bodleian de la Universidad de Oxford, el “Caldero Chorreante” está en el Mercado de Leadenhall de Londres, la clase de pociones en la Abadía de Lacock en Wiltshire, los corredores de Hogwarts por donde vagaban Nick Casi Decapitado y Mytle la llorona en el claustro de la Catedral de Glouscester o el andén 9 ¾ de la Estación de King’s Cross de Londres.

Inglaterra no dejará de sorprendernos por su ritmo constante que ni siquiera frena a la hora del legendario té. Su rancio abolengo combina a la perfección con sus tendencias más vanguardistas: tradición y modernidad van de la mano.

9.- Madeira, belleza natural

Las islas de Madeira y Porto Santo son el refugio ideal para los amantes de la naturaleza y de la calma. Su clima primaveral, que se disfruta todo el año, hace que el principal atractivo de las islas sea su profusa vegetación con mil flores que llenan de colorido todo el archipiélago.

Además de la infinita paleta cromática de sus flores, posee el mayor bosque de laurisilva del mundo, único resto del bosque que en el pasado se extendía por toda Europa. Considerado un referente en biodiversidad, posee numerosas especies vegetales y animales endémicas.

Madeira es, con su prístina naturaleza, el paraíso idóneo para realizar numerosas actividades al aire libre ya sea por tierra, mar o aire. Las rutas de senderismo que podremos hacer entre caminos y levadas -canales de agua que horadan el bosque- harán las delicias de los incondicionales a la naturaleza, ya que en Madeira se conjugan los paisajes tropicales con las características de los mediterráneos. Podremos dejar la isla a nuestros pies subiendo a los picos de Areeiro y Ruivo donde, más allá de las nubes, tendremos unas increíbles panorámicas. Para los buceadores, la gran variedad de fauna marina convierte en un privilegio poder descubrir las deshabitadas Islas Desertas y las Selvagens, el último refugio atlántico de la foca monje. También podremos realizar pequeños cruceros donde avistaremos desde delfines hasta cachalotes, y disfrutar de un buen número de playas paradisíacas y de las mejores piscinas naturales de lava del mundo, como las de Porto Moriz.

Visita obligada en Madeira es su capital, Funchal, que, junto con su bahía, fue parada previa de los conquistadores y descubridores portugueses en sus rutas comerciales. El legado de esta época queda reflejado en su casco histórico, en su Catedral, en la iglesia de San Juan Evangelista y en el Museo de Arte Sacro. Su icónico puerto -donde podremos degustar la mejor gastronomía portuguesa y el Mercado dos Lavradores- son imprescindibles. La desbordante naturaleza del archipiélago se manifiesta en Funchal en sus parques, jardines y zonas verdes: el Jardim Municipal y el Parque de Santa Catarina constituyen dos buenos ejemplos.

La apacible y tranquila isla de Porto Santo, más conocida como “Isla Dorada”, nos recibirá con sus fantásticas playas de arena fina y sus aguas color turquesa en las que podremos relajarnos o practicar deportes náuticos como el windsurf o el kitesurf. En su pequeña capital, Vela Baleira, visitaremos la Casa Museo de Cristóbal Colón en la que estuvo alojado mientras preparaba su hazaña, y que junto con los fabulosos azulejos que adornan la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, merecen una visita.

La gran belleza de Madeira se mimetiza en majestuosos escenarios donde el ritmo es más lento y tranquilo. La gran variedad de actividades que nos ofrece, junto con sus playas y piscinas naturales, hacen de estas islas un destino a tener muy en cuenta.

10.- Alemania, paisajes de cuento

Unas vacaciones en Alemania pueden resultar una experiencia inolvidable para toda la familia. Sus misteriosos bosques, sus castillos de cuentos de hadas, sus antiguas localidades que nos transportarán a una época de caballeros y princesas y sus grandes ciudades modernas con sus museos y parques, nos harán disfrutar del mejor pasado en el más actual presente.

Esta Alemania es el resultado de las agitadas convulsiones del pasado siglo, pero también del paso de imperios, reinos y batallas. Desde el Imperio Romano hasta Carlomagno, desde Lutero hasta el Imperio Alemán, se nos descubre un país lleno de historia y sorpresas.

Un país que hará soñar a nuestros niños con batallas entre caballeros y dragones para poder salvar a la princesa que está cautiva en la más alta torre del castillo Neuschwanstein, con romanos al atravesar la Porta Nigra de Tréveris, con soldados medievales al descubrir los grandes tesoros de Carlomagno en Aquisgrán, con Hansel y Gretel al pasear por los pueblos que salpican la Selva Negra…

Un país que se viste con sus mejores galas para recibirnos en sus mercados navideños de Berlín. Una ciudad que no dejará de sorprender a los más pequeños en cualquier época del año, donde se conjuga perfectamente lo más tradicional con lo más moderno. Una ciudad llena de contrastes que nos hará viajar en el tiempo a través de sus museos, en la que podremos pasear por sus enormes parques y hasta podremos dar una vuelta en bici por un antiguo aeropuerto dentro de la ciudad.

Alemania nos ofrece una gran variedad de castillos de cuentos de hadas, pueblos y aldeas históricos, la naturaleza más fabulosa y varios parques temáticos. Su oferta es tan amplia en destinos y actividades que colmarán de diversión a los más pequeños de la casa. Los niños disfrutarán al máximo y serán los principales protagonistas de unas vacaciones en familia perfectas.

11.- Cuba, la perla del Caribe

La mayor de las Antillas nos recibe con un sinfín de idílicas playas, con una naturaleza en la que sobresale su biodiversidad y endemismo, y con una rica cultura fruto de la fusión de las múltiples costumbres de un país tan singular.

Las playas de Cuba son de las mejores del mundo y, junto con sus Cayos, conforman el auténtico paisaje caribeño. Una costa paradisíaca de arenas blancas, aguas turquesas y verdes palmeras son la conjunción perfecta para los amantes de la playa y los deportes náuticos. Varadero, con las extensas playas tan conocidas de Cuba, es el destino vacacional por excelencia; Playa El Pilar, en el Cayo Guillermo, uno de los cayos del archipiélago Jardines del Rey, es una de las más bonitas de todo el Caribe; Playa Ancón, cerca de Trinidad, hará las delicias de los amantes del snorkel; las playas de Cayo Largo del Sur son de las más visitadas de Cuba, por su entorno paradisíaco, o Guardalavaca, en la provincia de Holguín, es el lugar perfecto para la práctica de windsurfing, vela, kayac y buceo.

Pero además del sol y la playa, Cuba nos sorprenderá por su naturaleza y su biodiversidad. El ecoturismo se nos presenta como una de las mejores alternativas en Cuba: la observación de aves, el buceo, el senderismo, el cicloturismo o los paseos a caballo, son algunas de las mejores opciones cuando buscamos el contacto directo con la naturaleza. Con más de treinta áreas protegidas, sin duda, destacan los Parques Nacionales de Alejandro de Humboldt y el del Desembarco de Granma, ambos Patrimonio de la Humanidad, pues albergan una rica flora y fauna en unos entornos geográficos únicos.

La historia y la cultura vibran en todo el país al ritmo de su música, sus tradiciones, sus versos cantados o recitados, su danza y sobre todo sus gentes afables, hospitalarias y alegres. En las calles de La Habana Vieja el son cubano es constante en todos los rincones, una costumbre espontánea que no nos dejará indiferentes y que impregna su arquitectura colonial desvencijada, pero a la vez tan atractiva, y su Malecón. Parada obligatoria es la famosa heladería Coppelia en la calle 23 de El Vedado, conocida como la “Catedral del Helado”; un paseo en un taxi americano de los años cuarenta o cincuenta por el Malecón es toda una experiencia; imprescindibles estampas de La Habana son también su Capitolio Nacional, el Palacio de la Revolución, el Cementerio Cristóbal Colón, el Parque Central, la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña y por supuesto el Centro Histórico de La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad desde 1982.

Otros imprescindibles del país son la ciudad de Trinidad y el Valle de los Ingenios que la rodea; los centros históricos de las ciudades de Cienfuegos y Camagüey; el paisaje y los vestigios de las primeras plantaciones de café al pie de la Sierra Maestra, o la ciudad de Santiago de Cuba con el Castillo de San Pedro de la Roca.

La historia viviente de Cuba se refleja en el ambiente siempre alegre que recorre las calles y playas del país. Su tradición y su música nos darán una cálida bienvenida y nos acompañarán a lo largo de nuestra estancia en la isla.

12.- Grecia, arte y cultura mediterránea

Grecia es uno de los destinos mundiales predilectos para el turismo familiar. La cultura emana por doquier y la naturaleza prístina de sus islas se funde con las inmaculadas y pretéritas ruinas que convirtieron la civilización griega en la cuna de occidente.

Lo que más caracteriza a Grecia son sin duda sus yacimientos y conjuntos arqueológicos que nos mostrarán su amplio legado. La brillante cultura griega nos deslumbrará en las ruinas de Olimpia, origen de los juegos olímpicos; en el sitio arqueológico de Delfos, morada del Oráculo de Apolo; en el Teatro de Epidauro que forma parte del Santuario de Asclepio; en el sitio arqueológico de Aigai cuna de Macedonia y tumba del padre de Alejandro Magno Filipo II; en las acrópolis de Micenas y Tirinto, donde la civilización micénica alcanzó su cénit. También destacan por sus enclaves naturales: el centro espiritual ortodoxo del Monte Atos y los monasterios de Meteora situados en las cimas de las “columnas del cielo”.

Mención aparte merece la gran Atenas, meta y objetivo de filósofos, artistas, sabios y de todo aquel que quisiera alcanzar la excelencia, y por supuesto, de cualquier turista bien informado. Atenas rivalizaba en belleza con el mismísimo Olimpo y grandes personajes encontraron en ella la esencia de la perfección y de la hermosura. Sus construcciones nos han llegado en forma del más preciado tesoro: la Acrópolis nos observa orgullosa de su glorioso pasado y nos recuerda que sus monumentos son símbolo universal de la civilización y de la cultura clásica. Las ágoras griega y romana, el templo de Zeus, el Museo Arqueológico con sus magníficas piezas, o el típico barrio de Plaka, nos invitan a pasear y disfrutar de una ciudad llena de contrastes.

Grecia, sinónimo de arte y cultura, cuenta además con magníficas islas de aguas cálidas y transparentes que harán las delicias de toda la familia. Toda una constelación de islas se despliega en ese rincón del Mediterráneo. A cuál más espectacular, son visita obligada: Santorini con sus típicas casas blancas y azules colgando desde los abruptos acantilados fruto de una de las explosiones volcánicas más grandes de la historia; Mikonos con sus característicos molinos, su famoso pelícano y sus espectaculares playas; Creta donde trataremos de descubrir al legendario rey Minos en las ruinas del palacio Cnosos; Cos con sus magníficas playas y su ágora; Naxos, con uno de los atardeceres más bellos desde su templo de Apolo; Rodas, plaza fuerte de la Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén y patrimonio de la humanidad por su ciudad medieval; Corfú, en la entrada del Adriático ha sido paso de numerosas culturas; Delos, donde según la mitología nació Apolo, hecho que convirtió la isla en un santuario donde nadie podía nacer ni morir.

Grecia nos ofrece multitud de circuitos culturales que podemos combinar con cruceros o visitas a sus islas: sólo así podremos acercarnos de verdad a los dioses más antiguos.

13.- Nueva York, la capital del mundo 

Los Estados Unidos de Améríca tienen mucho que ofrecer a la hora de viajar con niños. Pero nos gustaría centrarnos en Nueva York, la Gran Manzana, la ciudad de los rascacielos, la que nunca duerme, la más cinematográfica, la ciudad de la Navidad, del “sueño americano” y de las compras. Nueva York sigue siendo la capital del mundo, la ciudad más dinámica, la más cosmopolita y la más icónica. Time Square, es su epicentro; Central Park, su pulmón; la Quinta Avenida, su calle más famosa; Broadway, su escenario; el Empire State Building, su rascacielos más emblemático; la Grand Central Terminal, su mítica estación; el puente de Brooklyn, su atardecer más bello; el edificio Flatiron, su esquina más fotografiada; Wall Street, su centro financiero y la Estatua de la Libertad, su símbolo. La lista es interminable.

Manhattan, en la desembocadura del río Hudson, es una de las zonas más turísticas de la ciudad. Sus edificios más emblemáticos como el Empire State, el Chrysler Building, el One World Trade Center o el Edificio Woolworth; sus calles más famosas como la Quinta Avenida, Broadway, Wall Street o la plaza de Time Square; sus barrios alternativos como Harlem, Chinatown o la Pequeña Italia; el impresionante Central Park o el Guggenheim Museum SoHo, el MoMA, el Museo Americano de Historia Natural y el Museo Metropolitano de Arte, son los testigos de su fama.

El Bronx es otro de los distritos más conocidos de Nueva York. El Hip Hop nació en sus calles y se ha convertido en el himno de sus barrios. Entre sus lugares de interés destacan el Jardín Botánico de Nueva York, el Parque Zoológico o el Museo de Arte del Bronx.

Queens en el distrito más grande de Nueva York, tanto el Aeropuerto John F. Kennedy como el de La Guardia se sitúan en él. Podemos visitar el Jardín Botánico de Queens, el Pórtico en el East River o los museos Noguchi, MoMA PS1 o el de la Imagen en Movimiento.

Brooklyn es el distrito más poblado de la ciudad y el que mayor fama ha adquirido en los últimos años. Se comunica con Manhattan a través del famoso puente que lleva su nombre, el Puente de Brooklyn, uno de los símbolos de la ciudad. El barrio se ha convertido en un polo de atracción debido a sus emblemáticas calles que son el reflejo de la arquitectura urbana más neoyorkina. Su Jardín Botánico, el Aquarium de Nueva York, el Prospect Park o el Museo de Brooklyn son sus visitas imprescindibles.

Staten Island es otro de los cinco distritos de Nueva York. Separada de Long Island por el estrecho The Narrows, se conecta a Nueva Jersey a través de tres puentes y con Brooklyn mediante el Puente Verrazano Narrows. El Staten Island Ferry la conecta con Manhattan y en su travesía es obligatorio visitar la Estatua de la Libertad que nos ilumina con su antorcha desde la Liberty Island. Es uno de los monumentos más famosos del mundo y, sin duda, el símbolo de Nueva York, regalo del gobierno francés en 1886 para conmemorar el centenario de la Declaración Universal de Independencia de los Estados Unidos.

Nueva York es uno de los mejores planes para unas vacaciones inolvidables. Quizá no lleguemos a poder disfrutar de un “Desayuno con Diamantes”, pero seremos capaces de imaginarlo.

14.- Dinamarca, la sensación vikinga

“Si quieres ser feliz una semana, haz un bonito viaje”. Así reza un sabio proverbio chino, pero si se trata de viajar a Dinamarca la felicidad se multiplica porque visitaremos uno de los países más felices del mundo según Naciones Unidas.

Dinamarca es feliz y eso se contagia en su entorno natural sostenible y en el respeto por la naturaleza, una naturaleza de esencia escandinava que nos mostrará unos paisajes de ensueño que disfrutaremos con toda la familia.

Viajar a Dinamarca se convierte en una verdadera aventura. Un país que nos ofrece una gran variedad de oportunidades para que la diversión en familia sea plena.

Dinamarca nos descubre un país lleno de senderos para ir en bici o a pie, lo que nos permitirá entrar en contacto con su naturaleza más salvaje e idílica. Un entorno accesible para todos.

Tierra de vikingos, Dinamarca nos mostrará su magnífico legado escenificado en sus restos arqueológicos, sus fondos museísticos y sus festivales que salpican todo el país y que nos acercará una civilización legendaria que hace mil años controló y conquistó una gran parte de la Europa medieval.

Dinamarca ha sabido aunar naturaleza, arte y cultura. Prueba de ello es su rico patrimonio artístico que sirvió de fuente de inspiración a William Shakespeare, a su Hamlet y a su “ser o no ser”. La Dinamarca de cuento de hadas con sus numerosos castillos y palacios son testigos directos de su esplendor histórico.

Cuna de Christian Andersen, su “Sirenita” de Copenhague nos recuerda su legado literario en forma de cuentos para niños. Su extensa obra ha quedado inherente en nuestro pensamiento y no es de extrañar que Dinamarca sea el marco perfecto de su “soldadito de plomo”, que en sus estanques nade el cisne que en su infancia fue “patito feo”, que por sus calles vague la “pequeña cerillera” o que las estancias de sus palacios guarden el “traje nuevo del emperador”. Y es que Dinamarca se convierte en un imprescindible de tus viajes en familia.

Copenhague es la ciudad más feliz del mundo y no es de extrañar que albergue el Instituto de la Búsqueda de la Felicidad. Es una de las capitales europeas y mundiales con mejor calidad de vida, calidad que se respira en su calles, plazas y rincones más selectos.

Un paseo a pie o en bici es la prueba más directa de esa sensación de confort que te ofrece Copenhague, ciudad que ha conseguido el equilibrio perfecto entre tradición y modernidad.

Copenhague no dejará de sorprendernos. Su amplia oferta nos descubrirá una ciudad llena de contrastes y posibilidades: sus palacios y castillos hacen la competencia a los más modernos edificios, su colorido queda reflejado en el Nyhavn y en el barrio de la Christiania, su oferta gastronómica alberga a los mejores restaurantes escandinavos del mundo, los Jardines del Tívoli y sus atracciones harán las delicias de los más pequeños, sus museos nos acercarán a los vikingos y a la historia danesa, la “Sirenita” nos observará desde su roca,… Una ciudad feliz que nos hará felices.

Legoland Billund fue el primer parque temático de Lego, muy cercano a su primera fábrica, hará las delicias de los amantes de los pequeños ladrillitos multicolores. El universo Lego se abre a nosotros en una fiesta multicolor de luz y sonido. Un universo plagado de las más divertidas atracciones y de las más sorprendentes construcciones de la marca. Un festival lleno de emociones para nuestros sentidos.

Legoland Billund se ha convertido en uno de los parques temáticos más queridos de Europa y aunque fue fundado en 1968, no para de crecer y adaptarse a las nuevas tecnologías para ofrecernos actividades y diversiones sin límite.

El afán didáctico y constructivo de la marca queda patente en Miniland, un paseo por un mundo en miniatura en el que millones y millones de ladrillitos nos invitan a un momento familiar único. Y es que en Legoland nada es lo que parece.

15.- Kenia, la naturaleza más salvaje

Con una naturaleza de ensueño y genuinamente salvaje, la legendaria Kenia nos da la bienvenida desde su capital Nairobi, una de las urbes más cosmopolitas y modernas del continente africano y en la que se hace notar la impronta que el Imperio Británico tuvo en la zona. Antes de adentrarnos en los parques y reservas del país, es visita obligada la Casa – Museo de Karen Blixen donde vivió la escritora, intrépida aristócrata danesa, y donde también, muy probablemente, escribió sus “Memorias de África” a las que dieron vida Meryl Streep y Robert Redford.

Pero, sin duda, el principal atractivo de Kenia son sus espectaculares parques y reservas naturales en las que podremos realizar fantásticos safaris fotográficos. La increíble variedad de paisajes, sus tribus autóctonas, además de la flora y fauna silvestre nos brindan un amplísimo abanico de opciones y actividades.

La naturaleza africana alcanza en Kenia su máxima expresión y nos hará partícipes de sus emocionantes puestas de sol, del límpido cielo africano, de los sonidos salvajes y de las imágenes que, como en nuestras cámaras fotográficas, se quedarán grabadas en nuestra memoria. Y es que en Kenia tendrás la sensación de que el tiempo se para y que el silencio lo inunda todo.

Los Masái Mara, con sus llamativas telas y coloridos abalorios, nos recibirán a la entrada del Parque Natural más famoso de Kenia. Un safari por la reserva es una de las experiencias más emocionantes que se pueden realizar en el país. Es el hogar de los “cinco grandes mamíferos”: leones, búfalos, elefantes, leopardos y rinocerontes, pero también de las grandes manadas de cebras y ñus que cohabitan en perfecta armonía con gacelas, impalas y otros antílopes.

Las reservas lacustres de Nakuru, Baringo y Bogoria, enclavadas en el valle del Rift, nos ofrecerán una de las estampas más espectaculares de Kenia: miles de flamencos tiñen el paisaje de su rosa más característico. Además, en Nakuru podremos observar numerosas especies de mamíferos como el majestuoso rinoceronte negro o las esbeltas jirafas.

Otro lago que debemos visitar es el de Naivasha, en el que también se concentran una gran variedad de aves como los simpáticos pelícanos o los audaces marabús. Pero lo más espectacular de Naivasha son las manadas de hipopótamos que se concentran en sus orillas disfrutando de un apacible baño.

Los Parques Nacionales del Monte Kenia, que alberga incluso glaciares en sus cumbres, o de los Montes Aberdare salpicados de cascadas, nos ofrecerán otra variedad de paisajes, caracterizados por sus condiciones climatológicas más húmedas. El Parque Nacional de Aberdare está dominado por frondosos árboles que forman una tupida selva que sirve de refugio a una gran variedad de especies de mamíferos y aves. Uno de los atractivos de los Montes Aberdare es la posibilidad de alojarse en un “lodge” situado en plena naturaleza y que se convierte en un perfecto mirador desde el que contemplar la fauna más variopinta, incluso desde la ventana de nuestra propia habitación.

En Kenia cada día es una aventura; una oportunidad para poder explorar sus míticas reservas que nos harán viajar entre los paisajes de “Memorias de África”, “Mogambo” o el “Rey León”. ¡Hakuna Matata!

16.- Noruega, el imperio escandinavo

Noruega despliega ante nuestros ojos la paleta cromática más espectacular, desde sus fiordos y montañas más agrestes hasta su embravecido mar. Una belleza asombrosa que te abstraerá de la realidad y que te hará vivir momentos únicos.

Viajar a Noruega te fascinará en cualquier época del año y te envolverá en una atmósfera mágica. Sus paisajes naturales te invitan a practicar un turismo sostenible acorde con la filosofía noruega que promueve el respeto por la ecología y la naturaleza, en una perfecta simbiosis con la comunidad.

En la parte más septentrional, en los confines de Europa, la puerta del Ártico nos sobrecogerá con la hermosura de Laponia noruega, territorio silencioso por encima del Círculo Polar y reino de la aurora boreal: viajar a Laponia noruega entre enero y marzo nos convertirá en verdaderos cazadores de auroras boreales, festival de luz y color, danza de valquirias que cabalgan el gélido horizonte, experiencia inolvidable y deseo de los más audaces viajeros.

La naturaleza más rotunda de Noruega se escenifica en sus pintorescos fiordos -estrechas entradas de mar excavadas y talladas por la acción de los glaciares transformando su impresionante vista en pura poesía: perfecta declaración de intenciones entre belleza y naturaleza.

Tierra vikinga por excelencia, viajar a Noruega nos permitirá seguir el rastro de esta cultura que sembró el terror en gran parte de la Europa medieval. Ahora, ya sin riesgos, Noruega está salpicada por numerosos museos y festivales vikingos que nos enseñarán cómo vivían y cómo fueron capaces de fraguar tantas conquistas. Admiraremos su coraje, su valentía y su cultura que nos hará viajar a tiempos remotos donde brindaremos en el Valhalla de la legendaria ciudad de Asgard por Odín.

Los vikingos fueron una civilización combativa, guerrera y conquistadora que atemorizó a una gran parte de Europa. Conocidos como el “terror del norte” su influencia no dejó indiferente a una sociedad que vivía más en la superstición que en la razón. Una sociedad medieval que mitificó el carácter vikingo en sus anales y de los que nos ha llegado esa visión simplista en una Europa en constante guerra. Un acercamiento a su cultura nos descubrirá una sociedad mucho más compleja y organizada, en la que el amor por la vida primaba por encima de todas las cosas; en la que el arte no era tan rudimentario; en la que personificaban las fuerzas de la naturaleza en su panteón divino o donde la legendaria Vinlandia renace en las costas de Terranova demostrando lo duchos que eran en el arte de la navegación. En definitiva, una sociedad avanzada que ha dejado sus huellas y sus runas en toda Escandinavia.

Además del poder de su naturaleza y de su cultura vikinga, las ciudades noruegas desprenden un encanto especial. Oslo, su capital, es una ciudad en movimiento que ha sabido combinar la tradición escandinava con las más modernas tendencias culturales: su arquitectura, su respeto al medio ambiente y su sostenibilidad son reconocidas mundialmente. Bergen, entre las montañas y su agitado mar, posee una historia que la encumbró como una de las sedes de la Liga Hanseática en la Edad Media; de fundación vikinga, su arraigo y tradición la definen. Trondheim es la ciudad universitaria por excelencia, de ahí su interés por la cultura en todas sus facetas. Flam es uno de los pueblos más bellos de Noruega, ubicado en la orilla más interior del fiordo Aurlandsfjord, entre escarpadas montañas y rodeado de una exuberante naturaleza, donde su paisaje no te dejará indiferente. Las islas Lofoten nos descubren sus pintorescos pueblos pesqueros en un entorno idílico de impresionantes montañas y profundos fiordos. Tromso es la puerta de entrada al Ártico donde podrás ir a la caza de las esquivas auroras boreales y disfrutar del sol de medianoche. Stanvanger, con sus atracciones naturales mundialmente conocidas como el fiordo Lysefjord, la playa de Sola y el famoso Preikestolen (El Púlpito), que se encuentra 604 metros sobre el nivel del mar y es una de las plataformas más espectaculares del planeta; o Roros, una de las localidades más antiguas de Europa y con más tradición, en la que destacan sus edificios de madera y su entorno declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Noruega te fascinará al desplegar ante tus ojos todo el poder de su naturaleza. Sin duda, es un destino que siempre nos ofrecerá lo mejor en cualquier época del año.

17.- Egipto, tierra de faraones

Egipto es uno de los lugares de la tierra que más maravillas posee, procedentes de un legado cargado de historia, misterio y leyenda. El Antiguo Egipto surgió en las planicies bañadas por el Nilo, sólo allí, nutrido e irrigado por sus aguas, la civilización egipcia se convirtió en una de las más importantes de la historia. Sus yacimientos son su principal atractivo y convierten al legendario país de los faraones en el primer destino turístico del continente africano.

El río Nilo es el principal hilo argumental turístico de Egipto, ya que conecta los grandes sitios arqueológicos. Los cruceros fluviales son uno de los mayores atractivos del país; su navegación, lenta y pausada, suele hacerse entre las ciudades de Luxor y Asuán. De esta manera nos adentramos en el asombroso Egipto.

Luxor, la antigua Tebas, fue la cuna del poder faraónico, del poderoso clero de Amón y morada eterna de sus reyes que alcanzaron la inmortalidad a través de sus monumentos que han llegado hasta nosotros. El Templo de Karnak es el conjunto espiritual más grande del mundo. Destacan los obeliscos levantados por la reina Hatshepsut, la gran Sala Hipóstila, los pilonos y sus inscripciones, el lago sagrado, las estatuas colosales y la avenida de las esfinges con cabeza de carnero; aunque menor en importancia y tamaño, el Templo de Luxor es obra de los faraones Amenofis III y Ramsés II que a diferencia de Karnak, aquí su huella es aún más profunda; en la otra orilla, dejamos la frondosidad del Nilo para adentrarnos en el desierto y visitar el Valle de los Reyes situado en la ladera de una montaña que tiene forma piramidal, fue el lugar elegido por los faraones para construir y excavar en la dura roca sus tumbas; al otro lado del Valle se levanta a modo de terrazas para fundirse en la barrera rocosa que lo corona el Templo funerario de Hatshepsut en Deir El Bahari; los Colosos de Memnón, el Valle de las Reinas, los nobles y los artesanos o el Ramesseum completarían nuestra visita a Luxor.

Asuán, última ciudad egipcia antes de la frontera con Sudán, está muy próxima a la Gran Presa que embalsa el Nilo formado en lago Nasser. Su construcción en la década de los sesenta obligó al traslado de algunos de los templos más famosos de Egipto y que, gracias a la comunidad internacional, fueron reconstruidos en sus nuevos emplazamientos. El esfuerzo fue colosal, pero sólo así se han conseguido proteger los templos de Abu Simbel, símbolos del poder de Ramsés II, o el de Filae dedicado a la diosa Isis. Siempre resultará evocador un paseo en faluca por el Nilo o un té en la terraza del famoso hotel Old Cataract con vistas a la Isla Elefantina.

Entre las ciudades de Luxor y Asuán, nuestra travesía por el Nilo se detendrá en los templos de Kom Ombo y de Edfú, dos ejemplos de la mejor arquitectura faraónica.

Por su parte, El Cairo es una ciudad de contrastes en la que se mezclan la tradición y la modernidad. Una ciudad cosmopolita, a la vez caótica y sofisticada. Sus grandes mezquitas, sus bellas madrasas, sus esbeltos alminares, el Gran Bazar Khan el-Khalili o la Ciudadela de Saladino nos dan la bienvenida a esta cuidad que, con sus veinte millones de habitantes, es la más grande de África. El Cairo será el punto de partida a las visitas más impresionantes de Egipto, las pirámides. Pero antes nos espera el Museo Egipcio que alberga los tesoros más importantes del Antiguo Egipto: la Sala de las Momias Reales, el tesoro de la tumba de Tutankamón y las piezas más significativas del arte egipcio nos adentrarán en los misterios de esos reyes que aspiraban a ser dioses.

La Necrópolis de Saqqara, con su pirámide escalonada de Zoser y sus numerosas mastabas; la pirámide Romboidal y la Roja, ambas del faraón Snefru y algunas otras de menor entidad son la antesala de la Meseta de Giza que con sus pirámides más famosas y la Gran Esfinge nos harán retroceder en el tiempo. Las majestuosas Pirámides de Guiza constituyen la única de las siete maravillas de la antigüedad que aún sigue en pie tras más de cuatro mil años. Sin duda, nunca olvidaremos su imagen.

La magnífica conjunción entre dioses, faraones y el propio pueblo de Egipto han hecho de este país uno de los destinos más fascinantes del mundo. Sólo visitándolo comprenderemos la importancia de su legado.

18.- Portugal, siempre cercana y accesible

Portugal es una de las naciones más antiguas de Europa, cuna de los más audaces exploradores y descubridores que levantaron uno de los imperios más importantes de su época. Fruto de su dilatada historia es su rico patrimonio cultural, testigo de las más altas glorias alcanzadas. Sus monumentales ciudades, pueblos y aldeas y sus tradiciones, son el reflejo del buen hacer de un pueblo generoso que nunca ha perdido su esencia.

Lisboa, la capital de Portugal, es una ciudad cosmopolita que ha conservado su arraigada tradición, apreciable en el ambiente de los barrios históricos que jalonan toda la ciudad. Lisboa despide al río Tajo en su desembocadura atlántica tras su largo camino peninsular, y en sus orillas podremos contemplar algunos de los lugares más bellos de la ciudad: la zona monumental de Belem con el maravilloso Monasterio de los Jerónimos a la entrada del puerto y la Torre de Belem construida para homenajear las expediciones de Vasco de Gama siguiendo los pasos de los grandes exploradores marítimos; para hacernos una idea del esplendor lisboeta es muy recomendable tomar el tranvía 28 que nos llevará por el barrio medieval de Alfama hasta el Castillo de San Jorge, pasando por la Catedral de Santa María , o bien, hacer un trayecto en funicular por las montañas que enmarcan la ciudad y desde las que obtendremos unas magníficas vistas. Son imprescindibles las animadas plazas del Comercio, del Rossio o la del Marqués de Pombal; una visita que disfrutarán los más pequeños de la familia es el Oceanário, el mayor acuario de Europa, donde podremos observar cientos de especies acuáticas. Sintra, en las cercanías de Lisboa, nos deslumbrará con su espectacular paisaje cultural coronado por el palacio que el rey Fernando II de Portugal mandó levantar sobre las ruinas de un monasterio; también merece la pena una visita a la animada y cercana Estoril.

Oporto, en la desembocadura del río Duero, nos impresionará por su riqueza artística y sus laberínticas callejuelas. Los monumentos más destacados son: la Catedral de la Sé de Oporto en la parte más alta de la ciudad, en el barrio de Batalha junto a las murallas que antaño la protegieron; la emblemática Iglesia de los Clérigos y su esbelta Torre; el Mercado de Bolhao donde podremos apreciar la esencia de la ciudad; el barrio de Ribeira junto a la orilla del Duero con sus nostálgicas calles; la Estación de San Bento con su espléndida azulejería; la Librería Lello e Irmao, sin duda una de las bellas del mundo; o las Bodegas de Vila Nova de Gaia en la orilla de enfrente en donde se envejece uno de los vinos más famosos del mundo, al que se le añade aguardiente para frenar su fermentación que realza esa dulzura que lo caracteriza.

Guimaraes, en el norte del país, está considerada como el origen de Portugal. Su amplia historia queda reflejada en la multitud de monumentos que la adornan y que la convierten en parada obligatoria de esta zona del país. Su centro histórico con sus edificios góticos y encantadoras plazas; el antiguo castillo de la ciudad que se alza en la cima del Monte Largo o el Palacio de los Duques de Braganza hacen de Guimaraes uno de los sitios más bellos y monumentales de Portugal.

La zona centro de Portugal alberga varios tesoros artísticos que han sido reconocidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, es el caso de los Monasterios de Alcobaça y de Batalha, el Convento de Cristo en Tomar y la Universidad de Coimbra.

Pero, además, Portugal concentra en su pequeño territorio paisajes de gran belleza. Unos paisajes que nos sorprenderán por su gran variedad: desde impresionantes montañas a extensas planicies sin olvidarnos de su serpenteante costa, de los cursos de sus importantes ríos o de sus ricas islas atlánticas, Madeira y Azores. Además, su complaciente clima nos hará disfrutar de su naturaleza durante todo el año.

En su larga costa podremos disfrutar de las playas cálidas del Algarve, de veraniegos pueblos para pasar nuestras vacaciones estivales como el animado Cascais o del ya mencionado Estoril, de las surfistas playas de la Costa de Caparica o de excursiones en barco para ver delfines desde Lagos, Albufeira o Setúbal.

La cercanía que nos brinda nuestro vecino Portugal, y sus amables gentes, lo convierten en un atractivo destino que tendremos que tener muy en cuenta a la hora de planificar nuestras vacaciones.

19.- Irlanda, la isla esmeralda

La isla de Irlanda nos invita a explorarla y a sumergirnos en sus idílicos paisajes o en sus animadas ciudades. La República de Irlanda e Irlanda del Norte conforman una isla de singular belleza. Sus dos capitales, Belfast y Dublín, con sus animados pubs y sus músicos callejeros nos invitan a disfrutarlas en cualquier momento.

Dublín, siempre estimulante, nos recibe con su aire amable, fuente de inspiración de grandes músicos y escritores. La ciudad nos invita a perdernos por sus antiguas calles y a sorprendernos con su legado: el Castillo de Dublín, erigido sobre una antigua fortaleza vikinga, escenario de importantes eventos, conciertos y festivales; el Trinity College, con su espectacular biblioteca que alberga el Libro de Kells, un antiguo manuscrito cristiano; las Catedrales de San Patricio y de la Santísima Trinidad, con sus imponentes y ancestrales portes; la Guinness Storehouse, todo un icono que seguro te hará brindar con una buena pinta, o los parques como el St. Stephen’s Green y el parque Fénix, auténticos oasis urbanos.

Belfast, moderna e industrial, es la ciudad del Titanic. En ella se construyó el “Barco de los Sueños” donde podremos visitar el moderno Centro Interactivo Titanic Belfast, un recorrido multimedia que nos llevará por todos los rincones del más lujoso y famoso transatlántico de la historia. Pero Belfast también nos impactará con el recuerdo de sus conflictos políticos que quedaron plasmados en los grafitis de sus muros y viviendas; subidos a un Taxi Negro, haremos un tour por su arte mural, reflejo de la inestabilidad política y de los conflictos religiosos del Ulster.

Las ciudades irlandesas tienen un encanto especial; así, además de las capitales, son muy recomendables: Corck, Galway, Kilkenny o Derry, por poner tan solo algunos ejemplos.

En la isla de Irlanda, los secretos están por todas partes, las ruinas de sus iglesias, castillos y monasterios impregnan el ambiente de un halo de misterio ancestral y nos ofrecen un retrato apasionante de sus antiguos moradores. Sobrecogen las ruinas del Monasterio de Clonmacnoise con sus cruces celtas, la Roca de Cashel con su catedral, Monasterboice con su vetusto cementerio o la Abadía de Old Mellifont.

El mejor viaje al pasado lo encontraremos en el complejo arqueológico del Valle del Boyne, el mejor ejemplo de arquitectura prehistórica megalítica con sus tres túmulos Newgrange, Knowth y Dowth.

La naturaleza de la isla de Irlanda es exuberante e idílica, sus pueblos, ruinas y ciudades están enmarcadas en un espectacular entorno. Sus paisajes nos emocionarán: los acantilados de Moher que se elevan 120 metros sobre el océano Atlántico; la región del Burren con su peculiar paisaje kárstico salpicado de tumbas megalíticas, dólmenes y cruces celtas, o la impactante Calzada de los Gigantes que con sus más de 40.000 columnas basálticas confieren al paisaje un aspecto único en el mundo.

La “isla esmeralda” nos conquistará y hará que nuestras vacaciones sean perfectas e inolvidables.

20.- Croacia, la joya mediterránea

Croacia ha sabido reinventarse y ha resurgido como el ave Fénix para resplandecer en toda Europa, siendo uno de los destinos más atractivos de la cuenca mediterránea.

Su litoral adriático está salpicado de islas y playas que dan la bienvenida al sol, muchas de ellas, accesibles en barco, nos descubrirán unos rincones en los que la naturaleza llega intacta a orillas bañadas por aguas cristalinas que nos permitirán practicar una gran variedad de deportes acuáticos: esnórquel, submarinismo, kayak, paddle surf o windsurf son sólo un ejemplo de las actividades que podréis realizar en sus islas, playas y bahías.

Entre sus innumerables playas destacan las calas del Parque Nacional de Mljet, la playa de Sveti Ivan en la isla de Cres, las de guijarros de Brela o Stara Baska en la isla de Krk, harán que la diversión esté asegurada disfrutando de un sinfín de posibilidades.

Además de su magnífico litoral, Croacia nos sorprende por sus grandes tesoros artísticos y culturales y por sus paisajes naturales que son un auténtico regalo. Así se nos hacen imprescindibles: La ciudad antigua de Dubrovnik, la auténtica “Perla del Adriático”; sus espectaculares murallas cercan la ciudadela medieval que esconde hermosos monumentos de distintas épocas. Los vestigios del palacio de Diocleciano en Split, gigantesca fortaleza romana, se transforman en un laberinto de animadas callejuelas. El Parque Nacional de los Lagos de Plitvice, donde podremos pasear por sus intricados paisajes llenos de lagos, cascadas y cuevas de gran belleza, es otra visita obligada.

Croacia, país de gran belleza es el destino ideal para las familias que quieran combinar playa y cultura, naturaleza y arte. La combinación perfecta.

vacaciones en familia, la mejor manera de viajar con niños
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